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Frozen / PnF 9

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Tutuna99's avatar
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Parecía que un enorme iceberg había explotado y hubiera cubierto todo el lugar con filosas estalactitas. Aun así, como en todo lugar, excepto Arendelle, el gélido hielo creaba una vista realmente increible e inigualable.

- Y… - dijo Isabella, mirando al principe - ¿Exactamente, cómo piensas detener el mal tiempo?
- Oh, yo solo hablaré con mi hermano Ferb – le respondió con total serenidad
- ¿Ese es tu plan? – ella alzó sus cejas -  ¿Mi empleo depende de que charles con tu hermano? ¿Es en serio? – preguntó incrédula
- Así es – insistió él, aun natural

La chica se giró al frente y frenó cuando la punta de una estalactita rozó su nariz. Se quedó quieta, mirandola con ojos bizcos y asegurandose de no estamparla contra la filosa punta.  Parpadeó y dio un paso atrás.

- ¿Seguro que no le tienes miedo? – pregunto algo alterada, palpando su nariz
- ¿Por qué tendría miedo? – insistió él, sin percatarse del insidente
- Si – acotó Perry, que durante todo el rato, los había estado guiando silenciosamente, junto a Pinky – Apuesto a que es muy gentil, – se giró hacia ellos, aun caminando – dulce, amable y benévolo

Miró su cuerpo; se había incrustado en una estalactita y por eso no avanzaba.

- Oh, ¿qué creen? – dijo, palpando el hielo – ¡Les dije que es para flecharse! – bromeó



Más tarde, se encontraron frente a un precipicio que se abría frente a ellos. Perry se detuvo a analizar la situación; juraba que el camino a Ferb era por allí. La muchacha volteó hacia la gran pared de piedra que se cernía a la derecha.

- ¿Ahora qué? – le preguntó Phineas

La chica analizó la montaña un momento y asintió para sí misma.

- Muy escarpada – declaró, buscando en su bolso – Solo tengo una soga y tú no escalas montañas
- ¿Quién lo dice? – la voz del muchacho hizo eco en el ambiente

Pinky, que había seguido con la vista al pelirrojo, empujó suavemente  a su dueña y le señalo al muchacho. Ella entrecerró los ojos en su dirección.

- Phineas, ¿Qué estas haciendo? – preguntó arrastrando la ‘e’ en su pregunta.

El tono dulcemente curioso con el cual lo dijo provocó que el ojiazul perdiera el equilibrio un segundo y luego se aferrara nuevamente a una roca. Estaba escalando la montaña por si solo.

- Yo voy a encontrar pronto a Ferb – determinó mientras aseguraba su agarre a una roca con su mano y subía un poco más
- Sólo te harás daño – la morocha colocó sus manos en su cadera. Él la ignoró y puso su pie en una roca – Yo no pondría mi pie ahí – Y su pie resbaló, quedando  sujetado de sus brazos
- ¡No me distraigas! – le pidió mientras intentaba de nuevo en otra piedra
- Ni ahí – le repitió mientras sucedía lo mismo - ¿Y si no quiere que lo encuentres y no lo has entendido?
- ¿Sabes qué? No voy a escucharte, porque tengo que concentrarme – dijo el chico antes de resbalar de nuevo

La montañesa suspiró mientras negaba.

- Cuando una persona desaparece en las montañas es para estar solo – trató de convencerlo
- Nadie quiere vivir solo – respondió él, aun escalando – Excepto talvez tú
- ¡No me encuentro sola! – se defendió la joven – Tengo amigos, ¿lo olvidas?
- ¿Hablas de los expertos en el amor? –preguntó con sarcasmo
- Si – la ojiazul se cruzó de brazos – Ellos mismos

El príncipe colocó su pie en una roca a la altura de su cabeza y resopló con cansancio.

- Dime que falta poco

Ella le miró sin pestañar siquiera, aun con expresión superior. Él apenas estaba a 2 metros del suelo.

- ¿Sientes más delgado el aire aquí arriba? – preguntó el joven, respirando agitadamente
- Aguarda – rio ella, caminando en su ayuda
- ¡Oye, Pinky! – llamó el ornitorrinco de nieve desde mas allá  – A menos que quieras escalar, acabo de encontrar una escalinata que nos lleva justo a donde vamos
- ¿Eh? – el pelirrojo rio aliviado - ¡Que suerte! – Se soltó y se lanzó hacia atrás - ¡Voy!
- ¡Phineas! – Gritó Isabella espantada, corriendo hacia delante para atraparlo. Cuando cayó en sus brazos, gimió - ¡No puedes lanzarte de una montaña porque quieres y ya, así estes a dos metros!
- ¡Wow! ¡Tranquila! – dijo Phineas con voz suave y sonriendole – Estoy bien, gracias por atraparme… - De repente se sintió algo incómodo – Uh… Eres algo fuerte, ¿no?

El gesto preocupado de la chica se borró y soltó una risita.

- Nah, tu eres una pluma

El muchacho frunció el ceño con una sonrisa y se bajó de sus brazos.

- Seh, y tu eres la personificación de la palabra “Dama” - bromeó mientras seguía a Perry, riendo.

Ella dejó escapar una risita. Pinky se quedó junto a su dueña, que seguía con una sonrisa estúpida en la cara. Miró soñadoramente hacia el principe y suspiró. Fue entonces que se percató de algo; su corazón seguía latiendo a mil por hora, aun después de pasar el terror de ver a Phineas lanzándose así como así. Su respiración se agitó un segundo mientras parpadeaba repetidas veces.

- ¡Oye, Izzy! ¿Vienes? – llamó el chico desde más allá
- ¿Uh?

Cuando ella reaccionó, sacudió la cabeza y corrió hacia ellos, respondiendo que ya los alcanzaba.

Por supuesto, ignoró el hecho de que su corazón dio un brinco cuando oyó a Phineas llamarle  “Izzy”



Al llegar a la escalinata que Perry había indicado, ninguno de sus acompañantes supo que decir. El palacio que se encontraba frente a ellos era, por lejos, lo mas maravilloso, creativo y espectacular que habrían visto en toda su vida.

- Wow… - logró suspirar con admiración el pelirrojo, sin despegar sus ojos de la helada construcción
- Eso si que es… Hielo… - la morocha parpadeó y suspiró ruidosamente. Su voz se quebró un poco por la conmosión de encontrar tal perfección invernal, con la que solo podía soñar – Talvez llore…
- Adelante – dijo  el príncipe sonriente, caminando hacia la escalera – Está bien emocionarse

Pinky siguió a Phineas por las escaleras, pero resbaló luego de un par de escalones y no logró seguir avanzando. Se levantó y sonrió, ansioso por dar otro paso, pero lo mismo sucedió. Desesperado, comenzó a correr en los mismos escalones como si estuviera en una máquina de gimancio. Isabella fue hasta él y lo ayudó a pararse.

- Tranquilo, no desesperes – lo hizo girarse y volver a la nieve –Está bien… Okey – rascó su cabeza cariñosamente mientras él se sentaba – Quedate aquí amigo

Luego se volteó y comenzó a subir por el cristalino pasadizo. Silvó, absorta en su belleza.


Perry llegó a la cima y le sonrió al chico, indicándole la puerta con un movimiento de cabeza. El ojiazul se acercó lentamente mientras la muchacha llegó al lado del ornitorrinco de nieve. Levantó la mano para tocar, y entonces comenzó a dudar. ¿Y si su hermano de verdad no quería verlo?

- Toca – dijo Perry cuando él se quedó quieto

¿Y si lo echaba?

- Sólo toca – insitió sonriendo

¿Si no quería regresar a casa nunca más?

- ¿Por qué no está tocando? – preguntó dando una rapida mirada a Isabella

Respiró hondo, y volvió a elevar su brazo. Aun así, permaneció inmovil.

- ¿Crees que no le enseñaron o qué? – le susurró a la montañesa

Cerró los ojos y golpeó la pesada puerta de hielo. A la tercera, ésta se abrió por si sola. Phineas retrocedió.

- Je – trató de que su voz sonara normal y valiente mientras señalaba la puerta a sus acompañantes  – Se abrió sola – miró al interior - Eso es nuevo…

Iba a pasar cuando se volvió otra vez hacia la morocha. Incómodo, intentó sonar amable

- Oh… Creo que es mejor que esperes afuera
- ¿Qué? – preguntó ella, saliendo de su ensimismamiento con la detallada fachada
- Ya una vez congeló el reino al presentarle a una joven… Es por… Seguridad - explicó calmadamente
- ¿Eh? ¡Pero-! ¡Pero-! – la montañesa empezó a quejarse, sin saber que decir para que la dejase entrar - ¡Vamos, por favor! – levantó sus brazos, gestualizando - ¡Es un palacio hecho de hielo! ¡¡El hielo es mi vida!!
- ¡Nos vemos, Pinky! – saludó alegremente Perry, a lo que la chica le miró indignada

Cuando la creatura pasó el portal, el príncipe lo sujetó de la mano y se arrodilló junto a él

- También tú, Perry
- Uhm… - se entristeció, iba a preguntar porqué no le permitía entrar cuando él lo interrumpió
- Sólo… Danos un minuto – explicó antes de pararse y entrar
- Okey – confió el animal, mientras se daba vuelta y se sentaba junto a Isabella en la escalera – 1… 2… 3…
- 4… - acompañó ella, absurda y absolutamente deprimida



Phineas caminó por el amplio salón sin dejar de mirar alrededor y maravillarse. Ni siquiera el ruido sordo de la pesada puerta al cerrarse lo sustrajo de su asombro.

Todo el castillo estaba hecho de hielo y solo hielo. Desde las paredes y el suelo hasta la hermosa fuente en el centro de la habitacion, con cristales estaticos cayendo de ella, ubicada justo en medio de las dos simetricas escaleras que lo llevaban al piso de arriba.
Giro mientras miraba hacia arriba, hacia el traslucido techo a por donde podia ver el claro cielo y del cual colgaba un pequeño adorno cristalino, dandole un toque majestuoso y sublime. Muy al estilo de su hermano.

Fue entonces cuando recordó que no estaba ahí para hacer un reportaje sobre la ultima moda en diseños de interiores, sino que su misión era otra. Tragó saliva y se dirigió hacia la escalera más cercana.

- ¿Ferb? – llamó. Su voz resonó por todo el lugar – Soy yo… Phineas

De repente se tambaleó de atrás hacia delante y comenzó a agitar sus brazos a sus costados, buscando equilibrarse. Nunca había sido bueno sobre el hielo. Cuando por fin logró estabilizarse, una voz proveniente de lo alto de las escaleras lo puso alerta.

- Phineas...

Cuando el pelirrojo alzó la cabeza, no pudo creer lo que veía. Si, era su hermano. Pero al mismo tiempo no era su hermano.
Yyyy, reunión familiar! -w- Ahora viene lo bueno :giggle: De acuerdo, en realidad es lo malo, pero me refiero a que la parte que sigue es buena, ya saben, Le Drame, Le Suspense, Bleh Bleh (?) XDD

En fin, disfrutenla! -w-

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Comments12
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giovis98's avatar
Jajajajajaja phineas es una plumita xDD Jajajaja Te creo *u* XD 
:giggle: Me encanta primiiiiiix!! :love: Ya lo dije? XD 

Saludos!! :iconbestbuddiesplz: